domingo, 19 de diciembre de 2010

¡Tengo una idea!

Propongo un debate: ¿Son las ideas propias algo público, o debería acotarse su propiedad?

El martes se decide en el Congreso la aprobación de la Ley Sinde, y es por eso que me he puesto a reflexionar sobre el tema... Aunque no lo enfocaré desde el punto de vista de la "piratería".

En el "Mundo de las Ideas" de Platón las ideas son en realidad lo que inspira el mundo físico, que no es más que una copia mal hecha. Imagínense que en la Grecia Clásica a los sabios les hubiera dado por cobrar un cánon por cada idea que se traspasase de una persona a otra, en plan filosofando: desde luego hubiera supuesto la destrucción de la cuna de nuestra civilización tal y como la conocemos. Hubiera sido el fin de la cultura, y el capitalismo habría hallado su auge bastante antes de lo esperado.

Yo opino que cuando alguien tiene una idea, NUNCA se trata de algo completamente nuevo. Es decir, aunque nos de rabia, cada cosa que pensamos, salvo originales exepciones en la historia de la humanidad, es en realidad el fruto de una reconstrucción de cosas pre-existentes. Por eso no me gusta mucho la palabra "crear" en el sentido estricto de su definición tal como la conocemos: construir algo de la nada. Y ya ni entro en el tema de "La Divina Creación" no se me vaya a conceder de una vez por todas la excomulgación de la Iglesia Católica Apostólica y Romana.

Cuando creemos que creamos algo, en realidad sólo estamos aportando una nueva perspectiva de algo que otras personas, a lo largo de la historia, han ido madurando. Sólo acepto, y muy a regañadientes, el término "crear" para las obras de arte: componer música a partir de notas musicales, realizar una escultura a partir de un trozo de algo, etc. Pero de ahí a que los Gobiernos, siempre al loro en cuanto a temas que tengan que ver con el maná, pretendan legislar la propiedad de algo que es de todos... No, por ahí no paso.

George Bernard Shaw dijo: "Si tu tienes una manzana y yo tengo una manzana, e intercambiamos manzanas, seguimos teniendo un manzana. Pero si tu tienes una idea, y yo tengo una idea, e intercambiamos ideas, entonces ambos tendremos dos ideas". Wikileads ha revelado hace poco más de una semana que en realidad, detrás de la Ley Sinde se encuentra presionando la Embajada de EEUU (¡vaya!).

No sé si me sorprende, o si vivo un deja vú, pero lo que está claro es que si los Gobiernos pusieran la mitad de empeño que ponen en privatizarlo todo en conseguir el concenso y Paz mundiales, no morirían cada año 5,6 millones de niños de hambre en el mundo. Qué escalofríos.

Se me ocurre montar un mercadillo de ideas enlatadas y donar todos los fondos para pagar las deudas de los países pobres, ¿avalaría esta idea algún dirigente?...No creo que tenga que registrarla por si me la copian, esa breva no caerá. O quizá destinar esos fondos a ayuda psiquiátrica para todos los políticos... Una pregunta, ¿qué tendrá el poder que tanto corroe?

Y aún así sigo creyendo en la humanidad, xD. Como diría uno que yo me sé "Yes, we can!". Pues eso.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Una tragedia social

En estas semanas he estado rotando por el servicio de Medicina Interna del hospital. A manos de mi tutora ha llegado un caso que nos tiene a todos conmocionados y un poco mareadillos: un linfedema en ambos pies. Para el que no domine el tema, un linfedema es una obstrucción de los canales linfáticos, de modo que se acumula la linfa en el tejido subcutáneo.

Cuentan que cuando este señor llegó a urgencias, el auxiliar de guardia vomitó al ir a ducharlo. El hombre había estado meses sin levantarse de su cama, mientras en sus pies se formaban úlceras por presión, caían sus defecaciones, y la higiene local era obviamente penosa. El paciente ya no tenía pies, tenía una especie de masa gigantesca desdibujada por la mugre y con moscas y larvas de mosca criándose en su piel... Y aunque pudiera parecerlo, por una vez en mi vida no estoy exagerando, sino que incluso podría estar quedándome corta. Hay una enfermera, a la cual mi tutora está pensando en nominar para que le den una medalla al mérito nacional, que se pasó mas de un día limpiándolo incluso con bisturíes, y sacando una a una las larvas con las pinzas, porque aquello no salía con ningún tipo de gel.

Cuando entré en esa habitación, lo que realmente me impactó no fue el panorama, sino el olor... No soy capaz de describirlo.

En fin, al día siguiente vinieron las cirujanos a evaluar si se podría salvar la pierna. El plástico nos explico que habían mandado una biopsia a Anatomía Patológica y en caso de que hubiera proliferación descontrolada habría que amputar. El paciente sufre retraso mental, y no tiene nadie que se encargue de él porque sus padres son mayores y tampoco están bien.
Entonces el cirujano nos dijo algo que me ha hecho reflexionar mucho: "No se trata de una tragedia médica, sino de una tragedia social".

¿Por qué llegamos a algo así? Quizá ese hombre pierda ambas piernas, pero de poco le servían porque NADIE se ocupa de que pueda desarrollar una vida digna. En un país que se enorgullece de las prestaciones sociales, no entiendo como pueden llegar casos así a los hospitales.
Gracias a Dios mi tutora y todo el equipo sanitario que se encarga de él se están ocupando, y ya le han mandado a buscar un psiquiatra.
Lo peor es que este es sólo el primer caso de estas características que veo.

martes, 16 de noviembre de 2010

He vuelto

Siempre he sido rarita. Siempre, desde que recuerdo, me ha gustado pasar de vez en cuando mis temporadas de anacoreta: días con el móvil apagado, desaparecer de las redes sociales un par de semanas... Sé que es una mala costumbre, pero tengo una explicación: para mí es inevitable. Vivo cada día de una forma tan intensa que, en ocasiones, necesito un pequeño "periodo refractario" para poner a tono mis percepciones; tengo la absurda convicción de que si no lo hiciera me volvería un poco tarumba. Pido disculpas a esos amigos que, pese a que desaparezco a lo "Guadiana", siempre saben comprender que esta personita tan sensiblona (yo) necesita al mismo tiempo que le den espacio y que la ahoguen en mimos.

Este año he empezado tercero de Medicina. Ja, ja, ja, la verdad es que suena "cool". Pero es bastante duro si uno se toma la carrera con un mínimo de seriedad:

-Prácticas de 8:00 a 11:00.
-Clases de 12:00 a 15:00 (PRESCINDIBLE, pero siempre acabo en asistiendo).
-Optativas por las tardes, hasta las 18:00. (Yo por ahora voy escapando)

A eso le sumamos que yo, no contenta con poco, me he comprometido este curso a asistir de voluntaria con la "Fundación ACAI" todos los miércoles de 17:00 a 19:00 a estar con los niños en el "Hospital Materno Infantil"( ¡y voy muy gustosa!!). Además, me ha tocado ir a prácticas de Microbiología la semana que viene y la siguiente, de 16:00 a 20:00, de lunes a viernes. ¡Ah!! Y este sábado tengo exámen de Patología, el siguiente sábado de Microbiología y el viernes siguiente me examino del parcial de Física Médica que me quedaba... Total, un agobio emocionante, estresante, cautivante y estimulante del que tengo la suerte de formar parte. Y es que esta carrera, aunque nos quejemos, ¡se sale!.


A ver, es duro, y nunca pensé que llegaría el día en que yo, que antes dejo de comer que de dormir, me levantaría a las 5:00 de la mañana de un lunes para estudiar. Pero es que por fin siento que vale la pena. Y eso que aún no he pisado el hospital, ya que empiezo el 29 de noviembre, y por ahora solo he estado en el laboratorio (Anatomía Patológica). Este año hemos pasado de moléculas y organismos a estudiar pacientes, enfermedades, bichitos, personas, etc. Resulta que esa leyenda de "pacientes y enfermos" era real... ¡Existían!

Así que... Lo dicho, sufro de un masoquismo primario o de origen idiopático, que se extiende como una pandemia a algunos compañeros de clase. Me voy a estudiar Pato, que luego llegan los "estreses".

viernes, 24 de septiembre de 2010

Flores para Verónica

Cuando quieres mucho a alguien, no se por qué, piensas que siempre estará ahí por tí. Pero lo único certero de esta vida, es la muerte. Hoy te llamaré Verónica.
Verónica partió hace ya tiempo de entre nosotros. Un día, hace ya tres años, ella nos dijo con total naturalidad y fuerza: "tengo cáncer". Me quedé helada, pero ahora soy consciente de que en ese momento yo no sabía a lo que ella se enfrentaba.
Verónica luchó, y siempre con sus ganas de vivir, y siempre preocupada por todo el que la rodeaba, siempre con sus regalos, con sus meriendas, con su celabración de la vida. Verónica era enfermera en el Materno, y sé que se desvivía por los neonatos como si fueran sus propios hijos. No cabe en mi cabeza alguien que pudiera odiarla, porque pienso que cualquiera que pasara un rato con ella debía, por inercia, comenzar a quererla. Ella era fuerte y luchadora, y afrontó su enfermedad con optimismo. Incluso en los peores momentos viajó y buscó alternativas, y siempre estuvo ahí para nosotros. Ella era sincera, y nunca le importó decir si algo estaba mal, porque esa es la única manera de que las cosas mejoren.

Ella me enseñó muchisimas cosas, pero sobre todo me enseñó a valorar el aire que respiro, a amar como si el amor pudiera con cualquier cosa. Ella me enseñó a crecer y a llorar, y me mostró cómo hay que luchar por lo que uno anhela. Verónica me enseñó a ser altruista y solidaria, y pude comprobar como un simple gesto puede alegrar muchísimo la vida de las personas: una sonrisa, un café... Me enseñó que un amigo es un tesoro y que hay que valorarlo y cuidarlo.
Pero, de todo esto, quizá lo más importante que Verónica pudo enseñarme fue a decir adiós.

Cuando ella falleció, llore y lloré. Me descubrí hablando sola en voz alta, diciendo "¿por qué te fuiste?" Me enfadé con ella por no haberse operado y por habernos dejado, me enfadé con todo, me enfadé conmigo misma por no haberle dicho cosas que siempre quise que supiera.

Hoy me he acordado de ella. Aún lloro, la echo muchísimo de menos. Y me he percatado de que cada uno de los pacientes que vea serán para mí Verónica. Eso me ayudará a curarme con ellos, a respetarlos, a quererlos... A saber decirles adios.

Antes ella me olía a flores. Ahora, las flores me huelen a ella.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Acción y reacción

¡He aprobado! Hace un mes me parecía imposible, pero he conseguido compaginar un verano inolvidable con un aprobado en septiembre.

Física Médica se compone de tres parciales, de los cuales yo me presentaba al primero y al tercero. Et ouala! Ahora tengo aún más ganas de empezar el nuevo curso, porque aunque esta semana he estado asistiendo a clase, no me veía tan en tercero como ahora... ¡Me hago mayor!

A mi entusiasmo post-septiembre se une el de algunos amigos. Por ejemplo Dani, que ha sacado un notable en Fisiología, más que merecido por cierto, al igual que Bioquímica. Y así Inma, Carol, Dani Montero, y otros muchos compañeros que ya pueden presumir de ser un poco más "médicos" que hace unas semanas.

Por otra parte, el lunes entregaré la matrícula, y así de paso me dan la carpeta de la uni de este año, que es simplemente horrible: es como de un color que simula a un vaquero hortera desgastado; aún así acabaré llevándola a clase y probablemente hasta acabe gustándome, como siempre, xD. Bueno, este minipost se acaba, porque voy a ordenar mi cuarto un poco ya que esta noche toca la celebración de turno.
Parece que empieza lo bueno...¡Yupii!

domingo, 5 de septiembre de 2010

Las leyes físicas Vs Iris...¡Que divertículo!

Ayer fui a estudiar al CULP, y, como de costumbre, fui a almorzar a la cafetería del hospital. Hasta ahí todo normal.
Cogí mi bandejita, le puse el pan, el agua, y los cubiertos. Luego fui escogí lo que quería comer:
-Sopa de fideos y ternera, por favor.
-Toma mi niña, ¿y de segundo plato?
-Hamburguesas, con salsa. ¡Gracias!
Escogí mi postre y fui a pagar. Como casi siempre, fui a comer con mi amigo Dani, y mientras hacíamos cola para pagar, me dijo, absolutamente en broma:
-Pon la bandeja ahí, (en unas barras metálicas que hay antes de llegar a la caja), no se te vaya a caer.
A lo que yo respondí, absolutamente en broma:
-Bah, así le doy algo de emoción a mi vida.

Pues eso, termina la cola y me llega el turno para pagar. Se me había olvidado sacar mi carné universitario así que abrí mi cartera y.... La bandeja se inclina hacia mí. Sólo tengo dos manos. Veo como la sopa, que estaba estratégicamente colocada hacia mí, se vierte lentamente cuan cascada, y los tropezones de carne y los fideos lo salpican todo. Decido rápidamente hacer mi cuerpo hacia atrás, pero las manos hacia adelante, para salvar la bandeja. Por efecto de la gravedad, veo como el cuenco termina de verter la sopa, y siento los ojos de media cafetería clavados en mí, como pensando: ¡Haz algo, coño! Todo transcurre en cámara lenta, y puedo ver con el rabillo del ojo como Dani se aparta de mí y hace unos incontenibles aspavientos para contener sus caracajadas. La sopa termina de caer, y la bandeja, desnivelada, deja caer el cuenco. Yo pienso: sólo tengo dos manos, así que o salvo el cuenco en el aire y sacrifico el resto, o dejo que caiga. Decido sacrificar el cuenco y en cuestión de milésimas de segundo miles de trozos de porcelana se esparcen por encima de la sopa, los fideos, y la ternera, ya en el suelo, así como una maravillosa obra de arte estilo gotelé. El ruido hace que ahora no me mire media cafetería: ahora me mira, medio entre risas medio en tensión, la cafetería entera. Me quiero morir de la verguenza. Entonces, ya medio consternada, dejo de pensar, y sigo agarrando la bandeja aunque ya todo lo que había en ella se abalanza vertiginosamente hacia mí. A esas alturas, me da igual. Todo cae por su propio peso y, una vez estoy a salvo, la dependienta me dice, con un tono de voz que roza al menos los 100 decibelios:
-Eres estudiante, ¿verdad?
-Ehhh...Sí- digo entre dientes. Dani ya no se esfuerza más en contener la risa.
La dependienta llama a otra chica para que limpie y me dice que la siga hasta la cocina.
-Estudiante tenía que ser- dice mirando a los otros clientes mientras se ríe. Mierda, ahora sí que me muero de verguenza.
Voy a la cocina y me ayuda a limpiarme. La verdad es que la chica es un sol, dada la situación. Al salir, todo el mundo me mira, TODO EL MUNDO. Vuelvo a empezar de nuevo la cola de la verguenza para recoger la comida de nuevo.
Bueno, por si alguno acababa de llegar y no se había percatado de la escena, la chica que sirve la comida me pregunta:
-¿Eres tú a la que se le acaba de caer la bandeja?
-Sí- en serio, tierra, ¡trágame!
Cóbrale a esta chica el menú doble! ¡Y los platos! ¡Y la bandeja!-grita lo suficientemente alto para que le oiga no ya su amable compañera de caja, sino toda África Occidental.
Escondo mi cabeza. Llego a la caja y la dependienta, que a estas alturas ya me ha convencido de sobra de que es un cielo de persona, me dice que me salte la cola y que vaya a pagar, "pobrecita".
Un hombre mayor, digámoslo así por respeto, dice:
-Si se le cayó la bandeja que se joda, que haga la cola y que pague- Olee, eso si que es solidaridad, caballero, ¬¬.
Pago mi almuerzo, y para mi sorpresa sólo me cobran un menú de estudiante. Cuando me estoy yendo la dependienta me dice:
-Cuidado mi niña, vete despacito para que no te tropieces-
-Si, si... Esto...Gracias...
Cuando llego a la mesa a Dani casi le da una parada respiratoria ya que por fin se puede descojonar a gusto.
-¡No se lo digas a nadie, por Dios!- le ruego.
Pero al final he decidido compartirlo.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Un día perfecto

Hay muchas cosas que me hacen sentir bien: desde escuchar una canción que me exalte, hasta ver sonreir a un amigo. Pero, ¿qué es lo que realmente me hace ser feliz?

Para mí, un día perfecto empezaría con una tenue luz entrando a través de mi ventana, de esas que te despiertan, pero sin deslumbrarte. Despertarme temprano, para que el día sea largo, pero sin estar cansada. Después de estirarme, darme una ducha larga, y sentir que el agua se lleva cualquier resto de tristeza que pude haber sentido en el pasado ¡Desechar los malos rollos por el sumidero!

Como es mi día perfecto, imaginemos que por arte de magia en la cocina hay un montón de fruta madura: sandía, melón, fresas, mandarinas, ciruelas amarillas, manzanas verdes, uvas... Tomaría leche y cereales, y una macedonia con yogurth, y un gran vaso de zumo natural.

Después, recogería mi cuarto, pero sin prisa: en mi día perfecto el tiempo estaría rendido a mis pies. Me pondría un trajecito de verano y saldría a dar una vuelta por el campo. El suave rocío de la mañana, que por la noche se había acumulado en las hojas de los árboles, caería sobre mi pelo, y esa lluvia que no empapa pero si moja un poco formaría un precioso arco-iris en el cielo. Olería a flores y a frutas.

Entonces, me sentaría bajo el cobijo de un árbol milenario, y leería mi libro favorito como si nunca lo hubiera leído. La brisa acariciaría mi cara mientras yo doy rienda suelta a mi imaginación. Pasarían las horas y nada me preocuparía, porque en mi día perfecto no llego tarde a ningún sitio. A la hora del almuerzo, iría a un descampado donde me estaría esperando mi familia, y todos festejaríamos la vida y el estar juntos, y recordaríamos entre risas a los que ya no están entre nosotros. Después, echaría una siestecita sobre una mantita, en un campo lleno de margaritas.


Ya por la tarde, iría a la cuidad para ver alguna de mis películas favoritas con mis amigos, los de hoy y los de ayer, todos juntos. Iríamos a algún romántico café a soltar lo primero que se nos viniera a la cabeza, escucharíamos nuestra música favorita, e incluso la compondríamos. Luego me despediría de ellos con una sonrisa eterna e iría a mi estudio de danza, para bailar alguna pieza de "El Lago de los Cisnes", y cuando hubiera relajado cada músculo de mi cuerpo, me daría otra ducha reconfortante.

Por la noche, quedaría con el chico de mis sueños para una romántica e íntima cena, probablemente de comida libanesa. Tomaríamos el postre paseando por la orilla de la playa. El resto no lo puedo contar aún, porque es mi día perfecto, así que todo sería inesperado y nuevo para mí.

Al dormir, lloraría, pero no de tristeza. ¿Podría existir un día así? No creo, la perfección no existe. Pero los sueños sí, y si no fuera por ellos la vida se haría muy cuesta arriba, ¿no?

martes, 31 de agosto de 2010

Sesgo de autoenaltecimiento

Estos dias ha hecho un calor espantoso, lo cual, unido a mi efusiva motivación por el estudio (nótese la ironía, xD) ha hecho que venga a casa cada día más pronto. Así, con la ropa pegada al cuerpo y el calor sofoncando hasta mis ganas, cada dia de esta semana me lo he prometido: cuando llegue a casa, guardo el portatil donde no pueda verlo y me pongo a estudiar en mi mesita. Y cada día me han dado las tantas viendo vídeos en youtube, visitando megaupload, leyendo libros, pintando, entrando en tuenti, meditando, en la parra... Vamos, de todo, menos estudiar Física Médica.

¿Por qué? ¿Por qué dejé Física Médica en primero? ¿Por qué la dejaría este año para septiembre? ¿Por qué??? Pero yo, que te digo sin verguenza que aún soy algo inmadurilla, voy a hacer uso de lo que un amigo define como "sesgo de autoenaltecimiento"; es decir, valorarse por encima de la media. En otras palabras, es sentir que lo que se hace bien se hace por uno mismo, pero lo que se hace mal es culpa de terceros.

Y la culpa de que yo no esté estudiando ahora mismo no es mía, no... ¡Es de la Tecnología! ¿Qué le habré hecho yo a ella? Me tiene embrujada, ¡eso como mínimo! Hace tiempo escuché que "www" es realidad lo mismo que "666", el número del diablo. En aquel momento pensé, ¿WTF, qué fuman?, pero ahora lo entiendo todo...Probablemente el Gobierno controle nuestras mentes a través de " la red". Formamos parte de una gran trama que...¡OMG! ¡Matrixx!

Por eso, hoy he estado tentada de decirle a mi familia que me esconda el portátil hasta el 13 de septiembre, pero como tampoco es plan, y como en el fondo -fondo- de mi corazoncito de melón se que la culpa de mis actos es sólo mia, dejémoslo así por ahora.

Eso sí, de aquí a mi examen me mudaré a mi segunda casa, el C.U.L.P. (Centro Universitario de Las Palmas), me pegaré a una silla con coca-cola, y aprobaré esta maldita asignatura, que me ha dado más quebraderos de cabeza que ninguna otra en dos largos años. Porque en esta ocasión sólo tengo dos palabras: Mea CULP-a.

domingo, 29 de agosto de 2010

Un tren atemporal

"Cuentan que construyeron la vía férrea sobre Los Alpes, entre Viena y Venecia, antes de que existiera un tren que pudiera realizar el trayecto. Aún así la construyeron, sabían que algún día llegaría el tren".

Hace unos días vi una película que me hizo reflexionar un poco sobre cómo a veces forzamos las cosas, sin darnos cuenta, simplemente porque creemos que así es como "deberían" suceder, o porque deseamos que transcurran de una determinada manera. No obstante, inconscientemente todos deberíamos saber que las cosas deben fluir de una manera natural, pues tarde o temprano todo río vuelve a su cauce poniendo todo en orden. Hoy me quedaré quieta en la orilla, y que me pula el oleaje.

Aunque a veces se pasen malos momentos, cada día es una aventura que depara infinitos tesoros. Y eso no se aprende, sino que simplemente se vive. Si buscara un lema para definir esta emoción quizá no exista otro mejor que "Carpe diem quam minimum credula postero", en español "Aprovecha el día, no confíes en mañana", como decía Horacio. No sé, la vida es un misterio en sí misma, y quiero disfrutarla al máximo. Sin perderme nada, por si no hubiera mañana.

Eso de que "mañana" no existe lo descubrí yo desde muy pequeña, según me contó hace algún tiempo mi madre: odiaba que el agua de la ducha me cayera en los ojos cuando tenía champú en el pelo porque por alguna razón era demasiado curiosa e inquieta como para mantener más de dos segundos seguidos los ojos cerrados, así que por ende odiaba que me lavaran el pelo; por eso, a la hora de la ducha siempre intentaba convencerle de que lavara mi pelo "mañana", y cuando al día siguiente le ponía la misma excusa ella me recordaba lo que había dicho el día anterior. Entonces yo le decía: "Mamá, hoy es hoy, y mañana, es mañana". Afortunadamente para la higiene de mi cabellera mi madre siempre desoía mi interesada filosofía infantil.

Sin embargo, es ese mismo miedo a que no haya un mañana el que nos juega malas pasadas tan a menudo. Me explico, por ese afán de comernos el mundo "hoy", muchas veces intentamos vivir la vida de golpe y sin anestesia. Como decía un profesor de mi instituto, "quemamos etapas". A veces es también necesario tener un poco de fe y esperanza en el futuro, aunque no sea inmediato. A veces es también sano dejar algo para mañana, sobre todo si en el fondo de nuestro corazón sabemos de alguna manera que aún no es el momento. Por eso yo hoy, aún admirando las sabias palabras de Horacio, voy a desoirle tal como hacía mi madre, y voy a darle un voto de confianza a mañana. Táchenme de bohemia, romántica o soñadora. Hoy me emprenderé a disfrutar construyendo la vía férrea, aunque no tenga certeza de que llegue tren alguno, pues tengo la esperanza de que tarde o temprano aparezca. Poniendo los medios para algo que aún no existe. Porque así es la vida, y sin vía, ¿por donde circularía?

Bueno, pensándolo mejor, empezaré mañana, que ahora tengo sueño...

lunes, 23 de agosto de 2010

Si mi pobre páncreas hablara, ¡me mandaría al carajo!

Me regalaron medio kilo de lacasitos(¡gracias de nuevo!), y batí el record mundial de come-lacasitos: me los zampé en sólo un día y unas horas. Claro está que recibí ayuda de ciertas personillas -aunque no mucha, que este mérito es mío, je je je-. Durante los minutos antes del comienzo de mi particular estudio biomédico, noté como mis glándulas salivales se activaban, y el parasimpático no sólo estaba reaccionando ante el estímulo visual, psicológico y memorístico que le brindaba el momento en lo que viene a ser mi boca... Me juego un par de chicles a que en mi estómago e incluso intestino proximal ya se estaba preparando la fiesta, claro que yo en esta apuesta quizá tenga un poco de ventaja gracias a las enseñanzas de mi querido Doctor Chirino... Ojo al dato, aunque en este ensayo la cohorte sólo sea de un inividuo (yo, xD), me complace anunciarles mis conclusiones:

-¡Gente del mundo! ¡Zampabollos de toda la galaxia! ¡Es mentira que el chocolate cause acné, engorde o astrija!
Lo he comprobado en mis propias carnes en un "duro sacrificio" por la humanidad, dedicando en un acto de solidaridad extrema mi propio cuerpo y salud a la ciencia.
Eso sí, cualquier cosa, en exceso, hace daño, así que tampoco hagan lo que yo, que luego vienen los retortijones. Si mi pobre páncreas hablara...

sábado, 21 de agosto de 2010

No tengo tiempo de ser sexy

He estado pensando (lo sé, lo sé, tengo esa mala costumbre). Estamos rodeados de gente sexy, gente que -salvo algún que otro afortunado cuya sensualidad es congénita, y no adquirida- tiene tiempo y dinero que invertir en su imagen personal. Demasiado diría yo... Yo lo he intentado, en ese absurdo tonto que nos da a todos alguna que otra vez de vernos diferentes, "sexys", para caminar con un paso más firme por la sociedad. Y, mierda, ¡me aburro! Pero claro, luego una ve a esas chicas tan sexys y se pone verde de envidia (aquí alguno/a me dirá que no, que simplemente "se pone", jeje)
Sin embargo, creo que tras una adolescencia "plagada" de complejos inútiles he hallado la solución: al final, todos nos sentimos inseguros, bajo cualquier circunstancia, ninguno se salva. Y más las mujeres; de hecho, me atrevería a decir que hasta la mujer más bella y sensual del mundo se encuentra algún defecto -alguno habrá...- al mirarse al espejo por la mañanita. Es más, tengo amigas guapísimas que dudan bastante a menudo de que lo son. Y, al diablo, ¿quién define lo que es bonito y lo que no? Así que, tú, que estás leyendo esto, convéncete, sigue a lo tuyo, y pasa de la norma, porque eres tan sexy como crees serlo. ¡A la mierda los cánones! ¡Al carajo las revistas! ¡Al diablo con el espejo pelota de Blancanieves!
Por eso hoy, que voy a salir a la playita a hacer un picnic nocturno para celebrar mi cumple, no pienso gastar más tiempo del necesario en "ponerme" guapa. Y, ¿sabes por qué? Porque SOY guapa. Igual que tú. Así que a estar sanos, en cuerpo y mente, y a difrutar de la vida. Y a esa gente sexy que todos conocemos, ¡agarrense que allá va la competencia!

miércoles, 18 de agosto de 2010

El mundo que te dejo

En contacto con la Naturaleza, recuerdo quien soy. Olvido el humo, el ladrillo y el cemento, y permito que el viento desordene mis ideas. Tengo la oportunidad de recordar que no importo, y que aunque el hombre no existiera ella seguiría estando allí, porque es gracias a su "sabiduría" que existimos, aunque lo olvidemos tan a menudo en la vorágine del día a día.
El planeta en que convivimos refleja luz de todos los colores, y vive y muere en armonía con cada una de las formas que toma. No teme el cambio, porque es cambio; tampoco teme al hombre.
Sin embargo, nosotros somos débiles, y necesitamos manipular la Naturaleza para poder sobrevivir a nuestro miedo. Necesitamos saber que nuestros actos sobrevivirán a nuestra muerte, y no importa que tras nuestra huella ya no crezca más la hierba. Si tememos el fuego, lo apagamos; si tememos el agua, la contenemos; si tememos al hombre, lo humillamos. Por eso, aunque la temo, yo la admiro, y me siento parte de ella. Porque espera paciente, porque sabe que lo que hacemos nos afecta sobre todo a nosotros. Porque es el hombre el que es apagado, contenido o humillado, el que es, en último efecto, producto de su propio cambio.
Me encanta escaparme al bosque para sentirme sola y desprotegida: parece ser que esa es la única manera que tenemos de respetar la tierra que nos da la vida y sin la cual sólo seríamos la idea de algo indefinido y muerto.
No viviré eternamente, pero escucha, el mundo que te dejo es un lugar maravilloso, cuídalo, ámalo, respétalo y recuerda que es tu hogar, pero también el de todos. Me encatantaría que lo cambiásemos juntos, pero sólo si es para mejorarlo.

viernes, 30 de julio de 2010

Viviendo la Medicina

Llevo ya unos meses planteándome la siguiente pregunta: ¿Por qué escogí esta carrera de entre tantísimas posibilidades? Hace unos días hablé con un amigo del instituto, con el cual llevaba bastante tiempo sin contactar y me preguntó que tal me iba con Medicina. Le contesté que muy bien, que me encanta, y me recordó cuando en segundo de la E.S.O. le conté que había decidido ser médico y cómo le decía con total seguridad que era exactamente lo que quería hacer. Ahora miro hacia atrás y veo a aquella niña de trece años que pensaba en este menester como si fuera algo maravilloso, como si hubiera descubierto un nuevo planeta hecho de chocolate y caramelos. Sólo veía la elegancia de House, o la emoción de Urgencias, e incluso a veces pensaba -con alardes de egocentrismo- que sería como mínimo la mejor doctora del mundo sin el tantísimo esfuerzo del que me advertían.

Pero hoy, con 19, esta chica había olvidado aquella ilusión que le llevó tantas otras veces a pensar en el instituto "a por el 10, que si no no entro". La vida va avanzando y una cambia, y tras unos cuantos desengaños en primero, y tras ver como mi media de sobresaliente no valía para nada en la Universidad, realmente en estos dos años he estado más preocupada por aprobar y punto que por aprender y disfrutar haciéndolo. En fin, he descubierto que este mundo no es de chocolate y caramelo. De hecho, es muy duro. Es renunciar a salir con tus amigos de siempre porque durante el curso casi nunca tienes tiempo. Es pensar constantemente en mantener la beca. Es darse cuenta de que, a pesar que antes de entrar pensaras que podrías con todo y nada cambiaría, a veces es mejor aceptar las propias limitaciones para poder ampliar el horizonte. Es plantearse continuamente "lo dejo, me gusta más Bellas Artes"(Cuantas veces me habrán oído esta frase mis amigos).

Y, sin embargo, no lo cambio por nada. En septiembre empezaré en 3º, el año en que empiezan las prácticas en el hospital. En estos dos años no he aprendido casi nada de medicina, pero si que sé algo: que aunque me supiera de memoria todos los libros del mundo, o fuera capaz de hacer que los ciegos recobraran la vista con solo tocarlos, jamás lo sabría todo, jamás sería la mejor doctora del mundo. Porque esa Medicina que imagina uno cuando se plantea estudiar la carrera, esa en que los cirujanos son capaces de hacer traqueostomías con la punta de un boli bic en un avión con turbulencias, esa Medicina que sale en las series de televisión y las películas, no existe.

Han sido dos años duros, pero también han sido los dos mejores años de mi vida. Me alegro de haber decidido escoger esta profesión. He encontrado gente que comparte mi vocación por volcar mi vida para y por los enfermos, y también gente muy divertida que simplemente lo hace por dinero o por ciencia. He tenido momentos muy tristes, pero también he experimentado sensaciones irrepetibles con mis compañeros. Somos 80, la "generación del 9", y muchas veces discutimos por tonterías, pero me siento realmente orgullosa de compartir mesa con ellos. No me había percatado de lo rápido que han pasado estos dos años desde aquel primer día de clase en que nos dieron la famosa charla del campus virtual hasta estos días, y haciendo balance me quedo con todo lo bueno. Con esa emoción que retorna a mí cuando pienso que dentro de unos años seremos médicos. ¡Quién nos verá!

Espero no olvidarme demasiado cuando empiecen de nuevo el estrés y la monotonía de la competitividad continua de nuestra facultad. Porque merece la pena saborear estos añitos, que se van volando.

jueves, 29 de julio de 2010

Gente corriente

¡Hola! Quizá por ser la primera entrada de este nuevo blog debería intentar presentarme. El problema es que justo eso es lo que mas le suele costar a la gente. Y yo soy gente.

Hay muchos tipos de gente: gente avispada, gente que se echa de menos, o de más...Pero si me preguntaran a que tipo de gente pertenezco sin dudar respondería que a la gente corriente, esa que aún no sabe qué diablos hace en este mundo pero se entretiene formando parte de él. Ahora mismo me pregunto de donde vendrá el significado de las palabras "gente" y "corriente"; según el diccionario, el adjetivo corriente significa "que corre", "que sucede con frecuencia", "que va transcurriendo", o que es "conocido o admitido por todos". Es como decir gente normal, común u ordinaria.

Sin embargo, si me pusiera a analizar estas definiciones no hallaria descripción alguna de mi persona, y es por ello que aunque transcurro en esta vida, y soy normal, común u ordinaria, poseo al igual que los aproximadamente 7 mil millones de personas que habitan actualmente el planeta algo que me hace única y me dota de la capacidad de estar ahora mismo aquí sentada intentando comunicarme: mi individualidad. O, dicho de otra manera, cumplo la norma, ya que ninguno la cumple porque todos somos diferentes y es por tanto la norma el ser anormal.

Físicamente, podría definirse al ser humano como una mezcla de oxigeno, carbono, hidrógeno, nitrógeno, calcio, y fósforo principalmente. Pero no es eso lo que me dota de mi individualidad. Por el momento no he encontrado la respuesta, pero no pienso perder el tiempo en buscarla porque se que no está "ahí fuera" para que yo la conozca.

Si piensas que mis experiencias pueden resultarte útiles para algo, o si crees que conociéndome algo te aproximarás más a lo que tu eres, este blog está abierto para tí.

Soy simplemente una hija de alguien, una amiga, nieta, hermana, prima, o una persona que, al igual que tú, intenta encontrar su sitio en este mundo etéreo que van forjando las emociones rotas. Espero ayudarte en tu camino, ¡gracias por leer mis palabras!