viernes, 30 de julio de 2010

Viviendo la Medicina

Llevo ya unos meses planteándome la siguiente pregunta: ¿Por qué escogí esta carrera de entre tantísimas posibilidades? Hace unos días hablé con un amigo del instituto, con el cual llevaba bastante tiempo sin contactar y me preguntó que tal me iba con Medicina. Le contesté que muy bien, que me encanta, y me recordó cuando en segundo de la E.S.O. le conté que había decidido ser médico y cómo le decía con total seguridad que era exactamente lo que quería hacer. Ahora miro hacia atrás y veo a aquella niña de trece años que pensaba en este menester como si fuera algo maravilloso, como si hubiera descubierto un nuevo planeta hecho de chocolate y caramelos. Sólo veía la elegancia de House, o la emoción de Urgencias, e incluso a veces pensaba -con alardes de egocentrismo- que sería como mínimo la mejor doctora del mundo sin el tantísimo esfuerzo del que me advertían.

Pero hoy, con 19, esta chica había olvidado aquella ilusión que le llevó tantas otras veces a pensar en el instituto "a por el 10, que si no no entro". La vida va avanzando y una cambia, y tras unos cuantos desengaños en primero, y tras ver como mi media de sobresaliente no valía para nada en la Universidad, realmente en estos dos años he estado más preocupada por aprobar y punto que por aprender y disfrutar haciéndolo. En fin, he descubierto que este mundo no es de chocolate y caramelo. De hecho, es muy duro. Es renunciar a salir con tus amigos de siempre porque durante el curso casi nunca tienes tiempo. Es pensar constantemente en mantener la beca. Es darse cuenta de que, a pesar que antes de entrar pensaras que podrías con todo y nada cambiaría, a veces es mejor aceptar las propias limitaciones para poder ampliar el horizonte. Es plantearse continuamente "lo dejo, me gusta más Bellas Artes"(Cuantas veces me habrán oído esta frase mis amigos).

Y, sin embargo, no lo cambio por nada. En septiembre empezaré en 3º, el año en que empiezan las prácticas en el hospital. En estos dos años no he aprendido casi nada de medicina, pero si que sé algo: que aunque me supiera de memoria todos los libros del mundo, o fuera capaz de hacer que los ciegos recobraran la vista con solo tocarlos, jamás lo sabría todo, jamás sería la mejor doctora del mundo. Porque esa Medicina que imagina uno cuando se plantea estudiar la carrera, esa en que los cirujanos son capaces de hacer traqueostomías con la punta de un boli bic en un avión con turbulencias, esa Medicina que sale en las series de televisión y las películas, no existe.

Han sido dos años duros, pero también han sido los dos mejores años de mi vida. Me alegro de haber decidido escoger esta profesión. He encontrado gente que comparte mi vocación por volcar mi vida para y por los enfermos, y también gente muy divertida que simplemente lo hace por dinero o por ciencia. He tenido momentos muy tristes, pero también he experimentado sensaciones irrepetibles con mis compañeros. Somos 80, la "generación del 9", y muchas veces discutimos por tonterías, pero me siento realmente orgullosa de compartir mesa con ellos. No me había percatado de lo rápido que han pasado estos dos años desde aquel primer día de clase en que nos dieron la famosa charla del campus virtual hasta estos días, y haciendo balance me quedo con todo lo bueno. Con esa emoción que retorna a mí cuando pienso que dentro de unos años seremos médicos. ¡Quién nos verá!

Espero no olvidarme demasiado cuando empiecen de nuevo el estrés y la monotonía de la competitividad continua de nuestra facultad. Porque merece la pena saborear estos añitos, que se van volando.

jueves, 29 de julio de 2010

Gente corriente

¡Hola! Quizá por ser la primera entrada de este nuevo blog debería intentar presentarme. El problema es que justo eso es lo que mas le suele costar a la gente. Y yo soy gente.

Hay muchos tipos de gente: gente avispada, gente que se echa de menos, o de más...Pero si me preguntaran a que tipo de gente pertenezco sin dudar respondería que a la gente corriente, esa que aún no sabe qué diablos hace en este mundo pero se entretiene formando parte de él. Ahora mismo me pregunto de donde vendrá el significado de las palabras "gente" y "corriente"; según el diccionario, el adjetivo corriente significa "que corre", "que sucede con frecuencia", "que va transcurriendo", o que es "conocido o admitido por todos". Es como decir gente normal, común u ordinaria.

Sin embargo, si me pusiera a analizar estas definiciones no hallaria descripción alguna de mi persona, y es por ello que aunque transcurro en esta vida, y soy normal, común u ordinaria, poseo al igual que los aproximadamente 7 mil millones de personas que habitan actualmente el planeta algo que me hace única y me dota de la capacidad de estar ahora mismo aquí sentada intentando comunicarme: mi individualidad. O, dicho de otra manera, cumplo la norma, ya que ninguno la cumple porque todos somos diferentes y es por tanto la norma el ser anormal.

Físicamente, podría definirse al ser humano como una mezcla de oxigeno, carbono, hidrógeno, nitrógeno, calcio, y fósforo principalmente. Pero no es eso lo que me dota de mi individualidad. Por el momento no he encontrado la respuesta, pero no pienso perder el tiempo en buscarla porque se que no está "ahí fuera" para que yo la conozca.

Si piensas que mis experiencias pueden resultarte útiles para algo, o si crees que conociéndome algo te aproximarás más a lo que tu eres, este blog está abierto para tí.

Soy simplemente una hija de alguien, una amiga, nieta, hermana, prima, o una persona que, al igual que tú, intenta encontrar su sitio en este mundo etéreo que van forjando las emociones rotas. Espero ayudarte en tu camino, ¡gracias por leer mis palabras!